Hoy es un día normal en la escuela secundaria de Namimori. Pero, en la clase de 1º A, el profesor tiene algo que decirles a sus alumnos.
- Bueno chicos, tengo una noticia que daros. Hoy ha venido una nueva alumna a nuestra clase. Por favor, acogedla bien. Por favor, pasa. – Dijo el profesor haciendo un gesto para que pasara la nueva alumna.
Entonces, la puerta se abrió y entró una chica de pelo castaño y ojos verdes. Estaba algo sonrojada, seguramente por la vergüenza de llegar a una nueva escuela.
- Bueno, por favor, preséntate a tus compañeros. – Le dijo el profesor.
- Vale… Hola, soy Hikari, ¡encantada de conoceros a todos! Me he mudado a este pueblo hace menos de tres días. Espero llevarme bien con todos.
- Muy bien, y ahora… ¿Dónde te puedes sentar? Mmm… veamos…
- Profesor, a mi lado hay una mesa vacía. – Dijo de repente un chico de pelo moreno.
- Oh, es verdad. Ponte al lado de Yamamoto.- Contestó el profesor, señalando el asiento de al lado de aquel chico.
Hikari se dirigió a la mesa y se sentó.
- ¡Hola, soy Yamamoto!
- Hola, ¡encantada de conocerte!
- Bueno, ¿has visto ya el instituto entero? ¿Conoces a alguien de aquí?
- La verdad es que sí, he visto la mayor parte del instituto. Y, bueno… Aquí no conozco a casi nadie. Tengo aquí un hermano mayor que lleva más tiempo que yo, y… Un amigo mío de la infancia creo que iba a este instituto, pero no estoy segura. Me encantaría volver a verlo, ¡pero no sé ni a que clase va! Jajaja.
- Oh, no sabía que tenías un hermano mayor. Y si no conoces a nadie… Puedes venirte conmigo y con mis amigos, no pasa nada.
- No quiero ser una molestia…
- ¡Tranquila, que no pasa nada! Cuando sea la hora del almuerzo te los presentaré, seguro que te caen bien.
- ¡Vale!
Mientras tanto, al otro lado de la clase, dos chicos hablaban. Eran Gokudera y Tsuna. Parecía que a Gokudera le preocupaba algo. No paraba de agachar la cabeza.
- ¿Qué te pasa? ¿Te estás escondiendo o qué?- Le preguntó Tsuna.
- E-em… Pues no, ¿c-cómo me voy a estar escondiendo?
- Ya… A ver, ¿qué pasa aquí?
- Verás… Esa chica… - Gokudera paró de hablar y tomó aire. – Bueno, pues resulta que esa chica era una amiga de la infancia…
- ¡Vaya, eso es genial! Qué casualidad, ¿no? Pero, ¿por qué te escondes entonces?
- Bueno, ella era muy amiga mia, pero eso fue hace mucho tiempo. Seguramente ahora ni se acuerde de mi... Y no se, ¿qué le voy a decir?¿hola, soy tu amigo de Italia? ¿Y si no se acuerda, qué hago?
- Gokudera-kun, no pasa nada, ¡seguro que te recuerda!
- ... Puede ser, pero...
- Además, estamos en la misma clase, ¡seguro que te acaba viendo!
- Bueno, ella era muy amiga mia, pero eso fue hace mucho tiempo. Seguramente ahora ni se acuerde de mi... Y no se, ¿qué le voy a decir?¿hola, soy tu amigo de Italia? ¿Y si no se acuerda, qué hago?
- Gokudera-kun, no pasa nada, ¡seguro que te recuerda!
- ... Puede ser, pero...
- Además, estamos en la misma clase, ¡seguro que te acaba viendo!
- Ya lo se, intentare no encontrarme con ella.
- ¡Gokudera Hayato! ¡Tsunayoshi Sawada! Si tienen algo que contar, cuéntenselo al resto de la clase – Gritó el profesor.
- ¡Lo sentimos! – Contestó Tsuna con mucha vergüenza.
Hikari miró hacia donde había sonado la voz. Gokudera agachó la cabeza para que ella no le viera. En aquel momento sonó el timbre que marcaba el final de las clases. Era la hora del almuerzo.
- Hey, Hikari, ¿entonces te vienes con nosotros?
- Bueno, vale...
- Bueno, vale...
- Genial, ven, que te presento a mis otros dos amigos.
Se dirigieron hacia Gokudera y Tsuna. Con mucha rapidez, Gokudera se agachó para hacer como si estuviera recogiendo su material.
CONTINUARÁ…